viernes, 12 de junio de 2015

El veneno de miriapodos y arañas puede llevar a la creación de un insecticida ecológico

Algunas arañas y ciempiés, a pesar de estar separados por más de 500 millones de años, de forma independiente han evolucionado su veneno de una hormona similar a la insulina. El hallazgo, publicado hoy en Structure, podría llevar a la creación de insecticidas ecológicos y potencialmente pordía ayudar a combatir el dolor crónico y cáncer.

El veneno de los artrópodos se compone principalmente de toxinas peptídicas que inyectan en sus presas con consecuencias devastadoras. Las proteínas del veneno se cree son reclutadas por proteínas endógenas del cuerpo y mutadas para producir toxinas neofuncionales con notable afinidad para subtipos específicos de canales de iones y receptores. Sin embargo, la historia evolutiva de los péptidos del veneno sigue siendo poco conocida. 

Durante 20 años, el bioquímico Glenn King de la Universidad de Queensland en Australia ha estudiado el veneno de las arañas y otros venenos de artrópodos. Recientemente, él y sus colaboradores chinos encontraron una toxina devivada de una hormona en los ciempiés y quisieron probar si ésta era similar a la de la araña vagabunda (Eratigena agrestis), para lo cual llevaron a cabo un análisis químico detallado de la estructura de la proteína en ambos animales.
En otras arañas, la proteína del veneno tiene cinco pliegues en espiral, llamados hélices, en su estructura. Pero en la versión de esta toxina del ciempiés y araña vagabunda sólo presentan cuatro de estas hélices. Esta y otras diferencias hacen que la toxina sea más estable que las de otras especies de arañas. Los investigadores también hicieron la toxina soluble en agua, lo que puede ampliar su potencial de aplicación para otros fines. "Puede ser que esta toxina puede ser un insecticida muy efectivo", dice Jessica Garb, bióloga evolutiva de la Universidad de Massachusetts. "La gente ha propuesto que podría ser insecticidas ecológicos."



La empresa de Michigan Vestaron Corp, ha dado seguimiento a los hallazgos anteriores de King y tiene luz verde por parte del gobierno de Estados Unidos para producir y vender un insecticida derivado del veneno de araña.  
Con estos nuevos hallazgos King está modificando la proteína de la araña vagabunda y los ciempiés para darle nuevos usos, como combatir el dolor crónico y cáncer o para acabar con ciertas plagas de insectos.
Lo que atrae la atención de la mayoría de los investigadores es el gran parecido de las toxinas en dos grupos tan diferentes y lo que esto dice acerca de su evolución. "Es genial que suceda de manera similar para ambos grupos de artrópodos muy diferentes y no relacionados", dice Trine Bilde, ecóloga evolutiva de la Universidad de Aarhus en Dinamarca. Pero, "es común en la biología que a la evolución se le ocurren soluciones similares".
 

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